Hoy ha estado Fernando Savater en Para Todos la 2. Han sido unos 10 minutos, como mucho.
Los presentadores no han estado a la altura ni han sabido aprovechar ese ratito pero aún así, entre otras muchas cosas, Savater nos ha regalado tres perlas:
1. "Estamos hechos de libros" Totalmente de acuerdo...si de algo estoy hecha, es de libros; no somos lo que comemos, somos lo que leemos.
2. "La biblioteca es como la farmacia: en ella podemos encontrar remedios para todos los males"
3. "Cuando alguien me dice "Yo pienso", yo le digo "tú no piensas, tú repites", para pensar hay que atreverse a disentir" No podría estar más de acuerdo. Mi padre dice: "si lo hace todo el mundo, con toda seguridad, están equivocados", lo dicho, el que piensa, disiente.
!Salve Fernando Savater!
Me he quedado con un gusto agridulce, sin embargo, como estafada, cuando los presentadores han cortado en seco el discurso del gran Fernando Savater para escuchar al "feliciólogo" del programa (¿eso qué es?) un individuo entre ofensivo y simplón al que le han dado el mismo tiempo que a Savater y le han pedido que no se fuera cuando ha terminado su derroche de estupidez.
¿Tenemos la televisión que merecemos?
martes, 10 de diciembre de 2013
martes, 3 de septiembre de 2013
Un 10 para La Ridícula Idea de no Volver a Verte de Rosa Montero
No sé por qué no
he leído más libros de Rosa Montero.
Recuerdo con
muchísimo cariño La Historia del Rey Transparente aunque como lo leí en una
etapa difícil de mi vida, sólo recuerdo que me hizo una entrañable compañía y
que no podía dejar de leer. Sin embargo,
no logro recordar por qué me gustó tanto.
Lo cierto es que
a eso se reduce mi experiencia con esta formidable escritora, dos libros
excepcionales.
La ridícula idea de no volver a verte es un libro emocionante y personal, tan
personal que empieza con una explicación sobre el por qué de su escritura, una
explicación que nunca termina: la explicación es el libro. Al principio me chocó un poco esta manera de
escribir, explicando los motivos, la estrategia, los pasos dados en la
producción del libro, pero poco a poco lo fui olvidando y casi perdonando por
la calidad indiscutible de lo que seguía.
A lo largo de
toda la lectura, tuve la sensación de estar manteniendo un diálogo con Rosa
Montero, en el que leía y releía frases, para entender su verdadero
significado, me reía a carcajadas, analizaba
fotos, ojos y bocas en busca de algún atisbo de la personalidad de los
personajes, me enorgullecía de las mujeres que han hecho grandes
descubrimientos, aunque hayan quedado en la sombra, eso no importa, pero sobre
todo, me enorgullecí de Rosa, tan fuerte, tan íntegra, tan entera.
Últimamente me ha
dado por el feminismo, será porque llevo ya demasiados palos como para creerme
el cuento de la igualdad de los sexos o de la discriminación positiva. No hay bastantes mujeres en los cuadros
directivos de las empresas y de los países simplemente porque a los hombres,
desde niños, les enseñan a no escuchar a las mujeres. Desde niños aprenden que las mujeres hablan
sin parar y no tienen nada que decir. Nada más lejos de la verdad. Yo por mi parte, sea niño o niña lo que estoy
incubando, no paro de hablarle de ciencia y de verdad pero tampoco paro de
comentar con ella o con él las pequeñas cosas del día a día. No paro de hablar, no, porque como a casi
todas las mujeres, Dios me ha dado el don de la comunicación, que es un don,
señores, no un defecto.
El libro de Rosa
Montero me dio esa sensación, un alegato feminista escrito en un parloteo incesante. ¡Qué capacidad de comunicación! !Vaya manejo
del lenguaje! No me quedó más remedio
que “parlotear” con ella de la primera a la última página del libro.
Por cierto, en
este libro Rosa Montero nos cuenta la historia de Marie Curie, más o menos
desde la muerte de su marido, pero salpicada de vivencias de su infancia y
juventud. Lo que hace la autora es
humanizar a Marie Curie identificando su dolor con el de aquella, Rosa también
ha perdido al amor de su vida y se siente por ello solidaria con el dolor de
Madame Curie y con los párrafos tremendos que ésta escribió en su diario.
A pesar de hablar
del vacío que deja la muerte del ser más querido, el libro nos deja
sorprendentemente una sensación de paz y de felicidad, puede que por habernos
descubierto, a través de sus páginas, algo que ya sabíamos, que la vida es
mucho más fácil de lo que parece, hay que vivir simplemente porque lo
importante es el amor de las personas que tenemos al lado, sobre todo, para los
que hemos tenido la suerte de encontrarla, la
persona más importante de nuestras vidas, con la que tenemos que exprimir
cada minuto, porque nadie es eterno.
lunes, 2 de septiembre de 2013
Five Top Regreats of the Dying ... ¿un 4? ¿un 3?...He tenido que dejarlo!
Odio dejar un libro a medias, pero esta vez he tenido que hacerlo.
Tengo 35 años y la cantidad de libros que tengo que leer en esta vida es inconmensurable así que tengo que ser más selectiva; a partir de ahora no me dará cargo de conciencia dejar libros a medias, sencillamente tengo que hacerlo para ser más eficiente y leer todo lo que quisiera leer.
Me da más pena aún porque lo compré por Internet, con un montón de ilusión tras leer un artículo, creo que en el mismísimo New York Times, sobre la sabiduría que encerraba. Imaginaos! The top 5 Regreats of the Dying! vaya título!
El problema es que el libro, en lugar de destilar sabiduría comentando los consejos de las personas que están ya en la recta final de esta vida, que bien podrían servirnos para aprender a vivir mejor a los que estamos, con suerte, en la mitad, se entretiene contando la vida y las virtudes de la autora, que no serán tantas si se regodea tantísimo en ellas, o a lo mejor sí, ¿quién sabe?
Lo cierto es que uno llega a la mitad del libro exhausto, deseando saber qué otros consejos podrían darnos los mayores, además de decir lo que pensamos, expresar nuestros sentimientos, vivir para nosotros mismos y no para los demás y no trabajar demasiado, en lugar de contarnos lo buenísima persona que es la autora, que es lo que queda claro a lo largo de todo el libro: la autora es una persona excepcional, más buena que el pan recién hecho, que no alberga sentimientos negativos hacia nadie y quiere a propios y ajenos profundamente. El problema es que todo esto lo afirma ella sobre sí misma...y yo no puedo más que dudar y no puedo más que preguntarme, ¿Por qué le habrá puesto al libro este título tan perfecto? ¿Para vender más? Digo, porque si le hubiera llamado "Las 100 cualidades fantásticas de Bronnie" seguramente nadie lo hubiera comprado.
En fin, no puedo seguir, lo dejo a la mitad.
Tengo 35 años y la cantidad de libros que tengo que leer en esta vida es inconmensurable así que tengo que ser más selectiva; a partir de ahora no me dará cargo de conciencia dejar libros a medias, sencillamente tengo que hacerlo para ser más eficiente y leer todo lo que quisiera leer.
Me da más pena aún porque lo compré por Internet, con un montón de ilusión tras leer un artículo, creo que en el mismísimo New York Times, sobre la sabiduría que encerraba. Imaginaos! The top 5 Regreats of the Dying! vaya título!
El problema es que el libro, en lugar de destilar sabiduría comentando los consejos de las personas que están ya en la recta final de esta vida, que bien podrían servirnos para aprender a vivir mejor a los que estamos, con suerte, en la mitad, se entretiene contando la vida y las virtudes de la autora, que no serán tantas si se regodea tantísimo en ellas, o a lo mejor sí, ¿quién sabe?
Lo cierto es que uno llega a la mitad del libro exhausto, deseando saber qué otros consejos podrían darnos los mayores, además de decir lo que pensamos, expresar nuestros sentimientos, vivir para nosotros mismos y no para los demás y no trabajar demasiado, en lugar de contarnos lo buenísima persona que es la autora, que es lo que queda claro a lo largo de todo el libro: la autora es una persona excepcional, más buena que el pan recién hecho, que no alberga sentimientos negativos hacia nadie y quiere a propios y ajenos profundamente. El problema es que todo esto lo afirma ella sobre sí misma...y yo no puedo más que dudar y no puedo más que preguntarme, ¿Por qué le habrá puesto al libro este título tan perfecto? ¿Para vender más? Digo, porque si le hubiera llamado "Las 100 cualidades fantásticas de Bronnie" seguramente nadie lo hubiera comprado.
En fin, no puedo seguir, lo dejo a la mitad.
Un 10 para Franny and Zooey
Este libro se ha
mudado conmigo un montón de veces; es tan viejo que en la primera página tiene
una pegatina de Blancanieves! A saber a qué edad lo leí por primera vez…y más
importante y curioso aún: a saber cómo lo interpreté cuando lo leí por primera
vez! Ni idea, sólo recuerdo que me gustó muchísimo.
Esta vez también
me ha encantado. Curiosamente recordaba
solamente el diálogo entre Franny y Zooey, que está casi al final, pero no
recordaba nada del principio; es curioso, sobre todo, porque la primera parte,
es desternillante. Esta vez lo empecé a
leer en un vuelo de vuelta, Valencia – Sevilla, como a las 7 de la mañana y no
pude reprimir las carcajadas. Resultado: pasaje y tripulación rieron conmigo y
seguramente todos tuvimos una mañana estupenda, con una sonrisa pintada en la
cara.
Aunque
desternillante, este libro es tremendamente profundo y sorprendente, como todo
lo que escribió J. D. Salinger.
Franny y
Zooey son dos adolescentes superdotados, marcados por una infancia de niños
prodigio que intentan abrirse paso en la vida adulta haciendo frente a una
cruel realidad: nadie, absolutamente nadie es tan inteligentísimo como ellos,
no consiguen tener una conversación decente con nadie y con nadie logran
relacionarse más allá de la frívola superficie.
No digo más, que no me gusta estropearle la lectura a nadie.
Como todos los
libros de 10, este es un libro que hay que leer!
martes, 20 de agosto de 2013
9.8 Para Nueve Cuentos de J.D. Salinger
Lo leí de un
tirón, entre un vuelo Bremen – Málaga y un tren Málaga-Sevilla. Unas 5 horas y pico.
Se trata de Nueve
Cuentos exquisitos a los que no les
falta ni les sobra una coma. Cada uno de
ellos cuenta una historia que en apariencia no tiene nada que ver con ninguna
de las demás, sin embargo, las nueve son historias que empiezan siendo más o
menos normales, por la mitad se vuelven fantásticas y todas ellas, sin
excepción, tienen un final inesperado, extraño.
Tengo que
reconocer que el final del primer cuento me desconcertó, aunque desde el
principio pensé que ese Seymour Glass del que hablaba, podía ser el mismísimo Seymour
Glass, hermano mayor de los inolvidables Franny
and Zooey y entonces entendí porqué se comportaba como se comportaba y por
qué terminó haciendo lo que hizo. No
quiero quitarle magia al libro, todo lo contrario, la lectura se enriquece
bastante si antes de leerlo se lee Franny and Zooey, un libro al que personalmente
le doy un diez y que sigo creyendo que hay que leer en inglés. Por otro lado, si estos Nueve Cuentos parecen
no tener relación unos con otros, basta leer Franny and Zooey para terminar
conectando si no todos, al menos algunos de ellos.
¿Qué más se puede
decir de estos Nueve Cuentos? Creo que la palabra sorprendente es la que mejor
los define. Como no se trata de una sola
historia y como no quiero arruinarle la experiencia a nadie, no digo más, sólo
que este libro forma parte de la buenísima racha de lectura que llevo desde el
principio del verano y que dura hasta hoy.
lunes, 19 de agosto de 2013
Un 9 para "Irse de casa" de Carmen Martín Gaite
Llevo una racha estupenda
de libros! Ya te contaré más.
“Irse de casa”
fue el primero de esta racha maravillosa que me ha hecho olvidar el mal sabor
de boca dejado por “The wind from the south”.
Irse de casa es
un libro humano, humanísimo; cuenta la historia de varias mujeres, que son la
misma mujer, a lo largo de su vida. La
historia se desenvuelve en dos espacios muy diferentes, demasiado diferentes: Mahattan
y un pueblo chico de España, y la protagonista, a pesar de haber nacido en ese
pueblo chico y de haber pasado su niñez y adolescencia allí, nunca fue una
chica de pueblo, en el sentido de la expresión inglesa she was never a small town girl, lo que significa simple y
llanamente que era una chica de altos vuelos, que tenía ambiciones, vamos!
Lo cierto es que
el libro no deja de sorprender ni por un minuto; escrito con elegancia y sencillez
narra un sinfín de historias entrelazadas que juntas constituyen la vida de
Amparo, nuestra protagonista de altos vuelos.
Lo que más me
gustó del libro es que Amparo es una persona normal, con una vida normal, que
no ha hecho nada más extraordinario que hacer las Américas y buscarse la vida
en Estados Unidos, como un montón de gente más, sin embargo, su historia, tan
simple en resumidas cuentas, se complica y se adorna en virtud de lo que ella
piensa sobre sí misma, de las vueltas que da su propio pensamiento acerca de lo
que fue, de lo que pudo ser y de lo que ella piensa que los demás piensan.
Les pasa a todos
los personajes de este libro maravilloso, sus cabezas parecen monos-locos, pensando y enredando sin parar,
haciendo de vidas normales, historias dignas de ser contadas.
Por si faltara
algo, la imagen del pueblo chico español es tan fiel que cualquier que lea este
libro podría ponerles nombres y apellidos a los personajes, no digo más.
Bueno, sí, que
merece la pena leerlo!
viernes, 7 de junio de 2013
Un 10 redondo para Diario de un cuerpo de Daniel Pennac
El entusiasmo de mis compañeros del Club de lectura al escuchar que leeríamos un libro de Daniel Pennac quedó totalmente justificado cuando leí este Diario de un cuerpo.
El libro cuenta la historia de un cuerpo, el de un hombre, desde la niñez hasta la muerte. El protagonista hace un inventario de todos los cambios que sufre su cuerpo a lo largo de toda su vida, obviamente, es imposible que en este inventario no se cuelen detalles sobre su familia, sus relaciones, sus amigos, sus compañeros de trabajo, sus médicos, su mujer, sus hijos, sus nietos y finalmente sus bisnietos.
El autor capta perfectamente la esencia de un diario íntimo escribiendo un relato profundamente honesto y personal que aunque algunas veces resulte escatológico e incluso desagradable, capta con precisión pensamientos que probablemente nadie se atrevería a poner por escrito.
A pesar de los altos y bajos, de los traumas y de las muertes, la vida del protagonista es una vida feliz, la de un hombre que logra superar los traumas de una infancia difícil y remonta con tan buena estrella que termina –en el sentido literal de la palabra- siendo feliz y sintiéndose completo, a pesar de la ausencia de su queridísimo nieto, que le marca profundamente y cuya ausencia –desde mi punto de vista- marca el momento en el que empieza su verdadera vejez, el instante en el que empieza la cuenta atrás de los días que le quedan de vida.
Esperé impaciente a que llegara a los 34 años –mi edad- para ver si él tenía algunas de las “goteras” que yo creía normales a partir de los 30; no obstante, al llegar, comprobé que él a los 34 ¡estaba como una rosa! Pensando en mis propias “goteras”, incrédula tuve que rendirme a la evidencia de que es verdad lo que el protagonista afirma: los deportistas terminaremos bastante peor que los sedentarios, de hecho, la mayoría de mis goteras son deportivas, anemia de deportista, bradicardia, tensión baja, sacro rotado...Lo malo, es que el deporte es mucho peor que el tabaco, no se puede dejar así de fácil, ni hay parches de euforia-de-llegada-a-la-meta ni de he-nadado-un-mil-sin-despeinarme…mal asunto!
Leí las últimas páginas una a una, con cuentagotas, porque no quería que terminase; me quedé al final con las ganas de que este mismo personaje formidable hubiera escrito un diario, no de su cuerpo sino de su vida, porque las pinceladas sobre su familia, sobre sus lecturas y su trabajo, me supieron a poco, pero claro, este era sólo el diario de un cuerpo.
jueves, 6 de junio de 2013
Un 7 para Las Bicicletas no son para El cairo
Para quien no haya visitado El Cairo, el título suena algo extraño; ahora bien, para quien haya tenido la suerte de visitarlo, resulta lógico, ¡por supuesto que las bicicletas no son para El Cairo!
La novela es una mezcla de historias de amor –aunque a lo mejor la palabra amor a estas historias les viene un poco grande- relatos sobre las revueltas en la Plaza Tahrir, una crónica general de la ciudad y algunos apuntes poéticos.
Las historias de amor –vamos a llamarlas así- son entretenidas, los relatos sobre las revueltas resultan interesantes e incluso informativos, pero lo que más me gustó de esta novela de Emilio Ferrín fue, por un lado, la crónica viva que hace de la ciudad y por otro lado, algunas verdaderas perlas de la sabiduría popular árabe como el proverbio de Clemente de Alejandría que reza, “El mismo sol que funde la cera, seca la arcilla”.
Pero definitivamente, lo que más me gustó del libro, es la descripción de la ciudad; yo no sabía nada de las mafias que operan en los callejones, sin embargo, me impactaron de El Cairo las mismas cosas que el autor se entretiene en describir: el tráfico demencial de coches destartalados donde los semáforos son objetos decorativos que nada hacen ni pueden hacer para detener el ritmo vertiginoso de la ciudad y por otro lado, el papel de la mujer egipcia que de día no sale a la calle, pero por la noche viste sus mejores galas –a veces por debajo del burka- para unirse a la marea humana que cubre totalmente aceras, calles y comercios.
Nunca he creído que los occidentales seamos más civilizados por el carácter de las relaciones entre hombres y mujeres, basta con pensar en las relaciones laborales y en la desigualdad en el fruto del trabajo de unas y otros para que cualquier ilusión de igualdad o de respeto desaparezca como una pompa de jabón, sin embargo, las pinceladas que da el autor sobre la infancia de las niñas y las jóvenes árabes es desgarrador, no tiene nada que ver lo uno con lo otro, desde luego que no.
Me gustó el libro, no sé si por los motivos correctos pero me gustó; tampoco sé si es un libro que gustaría a cualquiera, sobre todo a cualquiera que no conozca el Cairo y no pueda recordar los paisajes, la plaza, el museo, las calles, etc. Ahora bien, el final rocambolesco de la pobre chica engañada, desnuda, a toda velocidad en la bicicleta es bastante más de lo que puedo aguantar, de modo que el libro me dejó con un sabor agridulce que he perdonado con el tiempo en honor del recuerdo de las estampas maravillosas de una ciudad a la que quiero volver.
Un 8 para Rue Darwin de Boualem Sansal
Lo leí hace tiempo ya y con mucha prisa porque tenía otros dos libros esperándome impacientes.
Vaya por delante que no estoy muy segura de este 8 que le he adjudicado. El libro me gustó mucho, la trama es fantástica, mezcla la ficción de la historia imposible de un matriarcado asentado sobre el negocio del sexo con la historia un poco más “normal” y “cotidiana” pero no por ello sosa o aburrida de la vida del protagonista, desde que es secuestrado por su madre, arrancado del falansterio y criado como un hijo normal, de una familia normal en un suburbio de Argel, en la calle Darwin, precisamente.
La infancia del protagonista transcurre en un falansterio donde su abuela manda sobre todo lo que se mueva y respire con mano de hierro y una crueldad insuperable; la abuela gestiona el prostíbulo y vive rodeada de sirvientes y de una chiquillería imposible, fruto del margen de error de los rocambolescos anticonceptivos de la época.
El protagonista tiene una infancia feliz, incluso una vez secuestrado por su madre, se escapa y vuelve al falansterio y aún ya en la madurez sigue buscando pruebas de que esa vida de telenovela realmente existió. Cuando viaja a Francia va encontrando una a una pruebas irrefutables de que fue así, poco a poco va conociendo los detalles de las vidas de cuento que sus compañeros de falansterio vivieron y viven y creo que en su corazón va creciendo inexorablemente un sentimiento mezcla de tristeza y envidia porque su propia vida ha transcurrido en cambio al cuidado de su anciana madre y en un trabajo insípido del que habla más bien poco.
Se trata de un personaje complejo al que desde mi punto de vista le falta algo de chispa, algo de energía y movimiento. Todos sus hermanos, sin excepción, son personas tremendamente exitosas en sus campos, viven repartidos por el mundo y cada uno es extraordinario a su manera; sus compañeros de falansterio –entre los cuales sin duda se cuenta también alguno que otro hermano- tampoco se quedan atrás, la genial Faïsa reina sobre un imperio de millones de Euros mientras que los demás trabajan para ella o con ella o aún habiendo andado un camino diferente, tienen mucho que contar, al contrario del protagonista que aparte de esa infancia de fantasía, deja que la vida pase por sus huesos sin rozarlo ni de lado.
A lo mejor por eso le he puesto un 8, porque me hubiera gustado que aunque sea en la vejez, tras conocer los detalles de las vidas de sus hermanos de la Rue Darwin y de sus hermanos del falansterio, comprendiera que todo es posible si uno se lo propone, me hubiera gustado que se liara la manta a la cabeza y saliera de su letargo hacia horizontes lejanos en busca de una historia que valiera la pena contar.
Por cierto! La definición de la RAE de “falansterio”:
(Del fr. phalanstère).
1. m. Comunidad autónoma de producción y consumo, en el sistema de Fourier, socialista utópico francés de principios del siglo XIX.
martes, 26 de febrero de 2013
Un 8 para Le Luci nelle case degli altri (Las luces en las casas de los otros)
Me llamó la atención el título porque yo soy de aquellas que cuando ven las luces en las casas de los otros, se preguntan qué tipo de persona o familia vive en esa casa y qué está haciendo esa persona o esa familia en ese preciso momento. No importa la casa, el piso o la choza, siempre que veo las luces encendidas me entran unas ganas enormes de entrar, o más bien, de saber.
Me llamó la atención el título porque soy de aquellas que cuando ven las luces en las casas de los otros, no pueden evitar pensar el tipo de persona o familia que vive en tal o cual casa. No discrimino entre luces en las casas de los otros, pueden ser casas, pisos, chozas, etc. siempre, impajaritablemente quiero saber quiénes son y qué hacen los que han encendido las luces.
El libro de Chiara Gamberale sin embargo, no habla de eso, cuenta una historia mucho más enrevesada y mucho menos simple.
Mandorla (Almendra) es una niña huérfana de madre y que lo único que sabe de su padre es que vive en su mismo bloque; no digo más porque este es un libro que hay que leer y porque no creo que eso sea lo más importante del libro.
Mandorla es una niña perfecta, cándida y sabia al mismo tiempo. Comparte casa y vida con las familias del bloque, entra en su intimidad y sin juzgar a nadie, se asombra, como sólo puede asombrarse un niño, de las contradicciones, sinsentidos y absurdos de los que sólo somos capaces los adultos. En algunos pasajes del libro, no se sabe bien quién es el adulto y quién el niño: Mandorla aprende y entiende con naturalidad temas como el sexo y la homosexualidad mientras se escandaliza y entristece, por ejemplo, ante las peleas a gritos, las mentiras y las traiciones entre adultos.
Como no es hija de nadie, todos se relacionan con ella como con un "outsider" le cuentan las cosas porque se las quieren contar, no para explicarle ni enseñarle nada, ella aprende sola, por instinto; por eso, a pesar de su madurez y de su sabiduría se va por el "mal camino" porque tiene al mismo tiempo muchas familias y ninguna; a pesar de su inmensa capacidad para empatizar con todos, no parece que ninguno de sus "padres" y "madres" esté dispuesto a dejar de lado su egoísmo para tratarla como una verdadera hija, entrenarla para la vida en lugar de utilizarla de paño de lágrimas o confidente. Los Barilla, acostumbrados a ser padres perfectos, son los únicos que, un poco por costumbre, intentan ser padres y nada más que padres de Mandorla.
Es un libro fantástico que deberían leer todos los padres, no sólo por los cortísimos pero no por ello menos sabios discursos del abogado Pavarotti sobre la paternidad, sino también para desprendernos del aura de delicadeza y vulnerabilidad con que cubrimos a los niños y adolescentes y aprender que cada niño tiene su propia manera de ver el mundo y que entienden con una naturalidad pasmosas las cosas que nuestra educación -que se ha quedado ya obsoleta y ha dejado de tener relación con la realidad- nos impide ver con la misma inocencia y normalidad.
Me llamó la atención el título porque soy de aquellas que cuando ven las luces en las casas de los otros, no pueden evitar pensar el tipo de persona o familia que vive en tal o cual casa. No discrimino entre luces en las casas de los otros, pueden ser casas, pisos, chozas, etc. siempre, impajaritablemente quiero saber quiénes son y qué hacen los que han encendido las luces.
El libro de Chiara Gamberale sin embargo, no habla de eso, cuenta una historia mucho más enrevesada y mucho menos simple.
Mandorla (Almendra) es una niña huérfana de madre y que lo único que sabe de su padre es que vive en su mismo bloque; no digo más porque este es un libro que hay que leer y porque no creo que eso sea lo más importante del libro.
Mandorla es una niña perfecta, cándida y sabia al mismo tiempo. Comparte casa y vida con las familias del bloque, entra en su intimidad y sin juzgar a nadie, se asombra, como sólo puede asombrarse un niño, de las contradicciones, sinsentidos y absurdos de los que sólo somos capaces los adultos. En algunos pasajes del libro, no se sabe bien quién es el adulto y quién el niño: Mandorla aprende y entiende con naturalidad temas como el sexo y la homosexualidad mientras se escandaliza y entristece, por ejemplo, ante las peleas a gritos, las mentiras y las traiciones entre adultos.
Como no es hija de nadie, todos se relacionan con ella como con un "outsider" le cuentan las cosas porque se las quieren contar, no para explicarle ni enseñarle nada, ella aprende sola, por instinto; por eso, a pesar de su madurez y de su sabiduría se va por el "mal camino" porque tiene al mismo tiempo muchas familias y ninguna; a pesar de su inmensa capacidad para empatizar con todos, no parece que ninguno de sus "padres" y "madres" esté dispuesto a dejar de lado su egoísmo para tratarla como una verdadera hija, entrenarla para la vida en lugar de utilizarla de paño de lágrimas o confidente. Los Barilla, acostumbrados a ser padres perfectos, son los únicos que, un poco por costumbre, intentan ser padres y nada más que padres de Mandorla.
Es un libro fantástico que deberían leer todos los padres, no sólo por los cortísimos pero no por ello menos sabios discursos del abogado Pavarotti sobre la paternidad, sino también para desprendernos del aura de delicadeza y vulnerabilidad con que cubrimos a los niños y adolescentes y aprender que cada niño tiene su propia manera de ver el mundo y que entienden con una naturalidad pasmosas las cosas que nuestra educación -que se ha quedado ya obsoleta y ha dejado de tener relación con la realidad- nos impide ver con la misma inocencia y normalidad.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)