martes, 3 de septiembre de 2013

Un 10 para La Ridícula Idea de no Volver a Verte de Rosa Montero

No sé por qué no he leído más libros de Rosa Montero.

Recuerdo con muchísimo cariño La Historia del Rey Transparente aunque como lo leí en una etapa difícil de mi vida, sólo recuerdo que me hizo una entrañable compañía y que no podía dejar de leer.  Sin embargo, no logro recordar por qué me gustó tanto.

Lo cierto es que a eso se reduce mi experiencia con esta formidable escritora, dos libros excepcionales.

La ridícula idea de no volver a verte es un libro emocionante y personal, tan personal que empieza con una explicación sobre el por qué de su escritura, una explicación que nunca termina: la explicación es el libro.  Al principio me chocó un poco esta manera de escribir, explicando los motivos, la estrategia, los pasos dados en la producción del libro, pero poco a poco lo fui olvidando y casi perdonando por la calidad indiscutible de lo que seguía.

A lo largo de toda la lectura, tuve la sensación de estar manteniendo un diálogo con Rosa Montero, en el que leía y releía frases, para entender su verdadero significado,  me reía a carcajadas, analizaba fotos, ojos y bocas en busca de algún atisbo de la personalidad de los personajes, me enorgullecía de las mujeres que han hecho grandes descubrimientos, aunque hayan quedado en la sombra, eso no importa, pero sobre todo, me enorgullecí de Rosa, tan fuerte, tan íntegra, tan entera.

Últimamente me ha dado por el feminismo, será porque llevo ya demasiados palos como para creerme el cuento de la igualdad de los sexos o de la discriminación positiva.  No hay bastantes mujeres en los cuadros directivos de las empresas y de los países simplemente porque a los hombres, desde niños, les enseñan a no escuchar a las mujeres.  Desde niños aprenden que las mujeres hablan sin parar y no tienen nada que decir. Nada más lejos de la verdad.  Yo por mi parte, sea niño o niña lo que estoy incubando, no paro de hablarle de ciencia y de verdad pero tampoco paro de comentar con ella o con él las pequeñas cosas del día a día.  No paro de hablar, no, porque como a casi todas las mujeres, Dios me ha dado el don de la comunicación, que es un don, señores, no un defecto. 

El libro de Rosa Montero me dio esa sensación, un alegato feminista escrito en un parloteo incesante.  ¡Qué capacidad de comunicación! !Vaya manejo del lenguaje!  No me quedó más remedio que “parlotear” con ella de la primera a la última página del libro.

Por cierto, en este libro Rosa Montero nos cuenta la historia de Marie Curie, más o menos desde la muerte de su marido, pero salpicada de vivencias de su infancia y juventud.  Lo que hace la autora es humanizar a Marie Curie identificando su dolor con el de aquella, Rosa también ha perdido al amor de su vida y se siente por ello solidaria con el dolor de Madame Curie y con los párrafos tremendos que ésta escribió en su diario.


A pesar de hablar del vacío que deja la muerte del ser más querido, el libro nos deja sorprendentemente una sensación de paz y de felicidad, puede que por habernos descubierto, a través de sus páginas, algo que ya sabíamos, que la vida es mucho más fácil de lo que parece, hay que vivir simplemente porque lo importante es el amor de las personas que tenemos al lado, sobre todo, para los que hemos tenido la suerte de encontrarla, la persona más importante de nuestras vidas, con la que tenemos que exprimir cada minuto, porque nadie es eterno.  

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