sábado, 20 de diciembre de 2014

Un 8 para Kafka on the Shore

Un 8 es una buena calificación. La verdad es que el libro me gustó muchísimo, mantuvo mi atención de principio a fin, a pesar de lo enrevesada de la historia y a pesar de que aunque terminé de leerlo hace un par de semanas, me sorprendo preguntándome todavía a qué venían algunos acontecimientos y algunos personajes; en todo caso, como el libro es genial, prefiero pensar que soy yo la que no lo entendió en toda su complejidad.

Es el tercer libro de Murakami que leo, por coincidencia, los dos primeros los leí de vacaciones en Portugal; el primero, De lo que hablo cuando hablo de correr  no me gustó mucho, aunque tengo que reconocer que, corriendo, casi siempre recuerdo algún pasaje; de todos modos, creo que la experiencia de correr es tan personal que no se puede escribir un manual ni un libro de instrucciones al respecto; aconsejar, a lo mejor, pero nada más; por otro lado, eso de que alguien que no sea fundamental para la historia de la humanidad escriba cualquier tipo de biografía me parece una idea bastante peregrina. Ea! ahí va mi revista de De lo que hablo cuando hablo de correr!

El del chico sin color, nos lo bebimos en el retiro anual de navidad en el Algarve el año pasado; nos encantó, lo leímos en unos tres días, sin pestañear.  Al igual que Kafka on the Shore, mantiene la atención y es totalmente imprevisible; es un buen libro, aunque también le adría un ocho, y por motivos distintos que a éste.

Da Kafka on the Shore no me gustó la parte fantástica del final y encontré algunas partes demasiado enrevesadas, aunque a lo mejor es porque yo soy muy cándida, como diría mi amiga Inés, y me cuesta un poco encontrar curiosas o entretenidas las cosas y a las personas enrevesadas.

En todo caso, un 8 es una buena calificación y lo recomiendo, al igual que el del chico sin color, son buenísimos los dos.


jueves, 20 de noviembre de 2014

Un 7 para El Museo de la Inocencia de Orhan Pamuk

La última vez que intenté leer un libro de Orhan Pamuk lo dejé a las pocas páginas; creo que no era aburrido pero no logró engancharme y lo dejé.  Era "Me llaman rojo".

Este sin embargo lo empecé una tarde tranquila de septiembre, mi bebé se había dormido y como yo no tenía sueño, fui al librero a buscar algo que leer, una novela; cogí El Museo de la Inocencia, lo empecé y me enganchó.

Es un buen libro, demasiado largo, para mi gusto, pero un buen libro.  La verdad es que poco antes de la mitad lo dejé entre los libros que leo cuando no tengo nada mejor que hacer porque los ocho años de los que habla -no voy a decir qué es lo que hace en esos ocho años porque no soy de estropearle la lectura a nadie- se hacen eternos; llega un momento en el que parece que está relatando una y otra vez el mismo día, la misma hora, la misma escena.

Por eso le he puesto un 7, por esos ocho años tan pero tan tediosos, sin embargo, no le he puesto un 4, porque el final es alucinante; si es una historia real, que es lo que Pamuk quiere que creamos, es una historia impresionante y si se la ha inventado...quisiera tener un sombrero para descubrirme ante él, porque es totalmente impredecible y te deja totalmente sin aliento.

Ahora bien, aunque yo le ponga un 7, me imagino que un estambulí de la quinta de Pamuk, le pondría un 10 redondo, porque las descripciones de los lugares y de los acontecimientos, para quien los haya vivido e incluso para quien haya pasado por Estambul, no tienen precio.

De modo que si queréis una novela bien escrita, fácil de leer y con un final alucinante, adelante, elegid ésta y no os dejéis abatir por el relato de esos ocho largos años; y si tenéis un amigo estambulí, recomendadle la novela encarecidamente, ¡le va a encantar!

domingo, 28 de septiembre de 2014

Un 9 para A Stone Boat de Andrew Solomon

Como sabéis, este es uno de mis autores preferidos, aunque haya escrito tres libros de los que he leído dos y he empezado el tercero.

Juanma me lo regaló porque sabe que me gusta el autor, lo que no sabíamos, ninguno de los dos, era que éste era el libro perfecto para leer ahora mismo.

Trata sobre una relación compleja entre un hijo y su madre y el huracán de sentimientos que la inminente muerte de ésta desencadena en ambos, en el hijo, en particular.

Creo que el libro es algo autobiográfico, por lo que he leído y escuchado de la vida de Solomon, que dicho sea de paso, es bastante abierto en todo lo relacionado con sus relaciones familiares.

El autor describe una figura materna fuerte y poderosa, la madre es, a pesar de su fragilidad y delicadeza, una fuerza de la naturaleza en todos los aspectos de su vida.  Al principio generé sentimientos encontrados con respecto a la fuerza con la que la madre influía en la vida pasada y presente del hijo; después sin embargo, comprendí que todas las madres, o la gran mayoría, influimos poderosamente en la vida de los hijos, con todo lo que decimos, hacemos o sentimos, por eso debemos ser tan cuidadosas y por eso, este sentimiento de que todo lo que hacemos podría marcar de por vida a nuestros hijos, si bien un poco llevado al extremo, no deja de ser, en gran parte, verdad.

A partir de la mitad del libro, empieza uno a comprender que la madre no ha coaccionado al hijo para que sienta tan profundamente por ella, para que todo en su vida esté condicionado a lo que ella pensaría o sentiría; como dice la madre al final, no estuvo obsesionada con su hijo, simplemente le quería tanto que no soportaba la idea de que nada ni nadie pudieran causarle sufrimiento.  ¿No sentimos lo mismo todas madres?

De modo que finalmente, entre lágrimas -como con el libro anterior de Solomon- acepté que esta fuerza de la naturaleza no había limitado la vida del hijo, la había enriquecido, la había llenado de amor y de alegría y sobre todo, había intentado construir un muro enorme para contener todo lo malo del mundo y evitar que alcance a sus hijos.

Un libro precioso, sin duda, lleno de sentimientos profundos y frases y párrafos perfectos, porque Solomon no sólo escribe buenos libros, utiliza el lenguaje de manera espectacular.

Le he puesto un 9 porque a pesar de haberme gustado tantísimo, no llega a ser una joya de la literatura.

Además del personaje de la madre, mi personaje preferido es Helen...

jueves, 18 de septiembre de 2014

Un 6 para The Storyteller de Jody Picoult


Este es el primer libro que leemos en mi nuevo club de lectura.  Lo recomendó alguien a quien no conozco y lo leí en más o menos unas dos semanas; tiene unas 500 páginas.

Parece que es un libro más o menos famoso y que la autora también lo es así que, por si cae en vuestras manos, no os voy a desvelar los detalles.

Me gustó mucho la parte que habla sobre la segunda guerra mundial, sobre  el gueto de Lodz y Auschwitz. Al final del libro, leyendo las fuentes documentales entendí por qué está tan bien escrito y por qué resulta tan desgarrador y realista: porque la autora se documentó ampliamente para escribirlo, de modo que se trata de una novela, más bien dos novelas en una, entretenida pero también muy bien documentada.

¿Que por qué le pongo un 6? Porque a pesar de lo bien documentada que está esa parte, y a pesar de que la otra historia que cuenta, al margen, es también bastante buena, sobre todo si se lee en el contexto de la primera, el libro en su conjunto resulta demasiado fácil y casi hasta el final, demasiado previsible; literariamente tampoco es una joya pero el motivo principal de mi 6 es que los sucesos resultan demasiado fáciles, previsibles e increíbles.

¿Recomiendo este libro? Depende.  Si queréis algo ligero para leer, en las tardes de domingo, que os recuerde que la brabarie está a la vuelta de la esquina y que hay que permanecer vigilantes, sí, lo recomiendo.  Si lo que queréis es recrearos en un uso elaborado y elegante del lenguaje, no os lo recomiendo, leer mejor el que he terminado hoy, The Stone Boat de Andrew Salomon.

martes, 2 de septiembre de 2014

Un diez para Far from the tree


Tendría dos o tres meses de embarazo cuando leí en la revista Nature la crítica de este libro y de su autor, Andrew Solomon.  En Nature ponía que el libro trataba sobre las identidades horizontales -extraño concepto entonces- y sobre la manera cómo las familias se construyen con amor, aceptando la diferencia y haciéndola parte inseparable de su realidad.

Lo compré sin pensarlo dos veces porque ya entonces pensaba que el pequeño que llevaba dentro, con sus cinco o seis centímetros de estatura, era ya un individuo, separado de mí y dueño de una individualidad y de una identidad que podría o no ser difícil de aceptar, sobre todo para mí, que lamentablemente siempre he sido y seré una perfeccionista; como dice Andrew Solomon, la paternidad no es deporte para perfeccionistas, está claro, da en el clavo, pero entonces, ¿cómo podemos los -a nuestro pesar- perfeccionistas aceptar y amar a nuestros hijos sean quienes sean? El libro lo explica con pelos y señales.

La idea fundamental sobre la que gira el argumento es que los padres transmitimos a los hijos unas identidades verticales -el color de piel, el idioma, la estatura, tal vez- que dado que nos pertenecen son más o menos fáciles de aceptar; ahora bien, las identidades horizontales, aquellas que no esperamos, las que llegan sin ser invitadas, esas son muy difíciles de aceptar, aunque los padres, en particular los que entrevista Solomon quien dicho sea de paso, no sólo les entrevista sino que entra en sus casas, en sus corazones, se va a vivir con ellos por semanas y establece lazos de amistad conmovedores con éstas familias, no sólo que aceptan la identidad horizontal de sus hijos sino que además la abrazan, dejan que entre en su casa y en su mundo y lo que es aún más importante, se convierten en mejores personas en función de esa identidad y de la lucha de sus hijos que a veces quieren ser tratados como iguales y otras veces únicamente quieren que se respete su diferencia.

El libro tiene 12 capítulos; habla sobre la identidad de Solomon como hijo -en el primero- y como padre -en el último- y en medio relata la lucha descarnada de las familias con sordera, acondroplastia, síndrome de down, autismo, esquizofrenia, incapacidad, niños prodigio -que sufren como cualquier persona "diferente"-, los niños nacidos de una violación, los hijos delincuentes o criminales y los transexuales.

Este libro maravilloso no sólo explica la naturaleza de las condiciones y las barreras con las que se encuentran las familias que las sufren, describe además los mecanismos que les permiten lidiar con la situación, entre ellos, el más importante es el amor infinito e inextinguible que sentimos por los hijos, sean como sean.

Este es un libro que hay que leer así que no digo más. Hay que leerlo, sobre todo los que seáis padres y los que queráis serlo.  Yo lo leí mientras le daba el pecho a mi recién nacido, con el corazón en la mano y me bebí las 800 páginas en un mes y medio.

No paré de llorar a lo largo del último capítulo "Father" y cuando terminé busqué en Internet la información de contacto del autor y le mandé un e-mail, de agradecimiento, por todo lo que me había enseñado.  Me contestó poco después,

Dear Veronica,

Thank you for this lovely, lovely note.  It's what one always dreams of hearing from a reader, and it means a great deal to me that you took the time to write to me.  You've enormously brightened my day.

Warm regards,

Andrew

Me alegró profundamente que me contestase porque pude transmitirle la centralidad de su libro en mi experiencia como madre, lo que significó para nosotros como familia -Juanma no lo leyó pero yo le hacía un resumen diario- y la huella profunda que dejó en nuestras vidas.

Lo dicho, es un libro que hay que leer.

domingo, 22 de junio de 2014

Un 4 para Maya's Notebook

Menos mal que lo compré en inglés porque era más barato!!!

En realidad lo compré como lectura fácil porque llevaba algunos meses en que entre los libros del Club de Lectura -que eran algo densos- y mis lecturas de puericultura y psicología infantil, no sentía el placer de leer casi sin pensar.

Menos el último, he leído todos los libros de Isabel Allende y tengo que decir que todos me han entretenido; lo que no es lo mismo que decir que me han gustado.

El primero que leí fue Paula, que es una guía de lectura para todos los demás.  Después vino La Casa de los Espíritus, El Plan Infinito (del que no me acuerdo nada...lo voy a releer en breve), De amor y de Sombra, Mi País Inventado, Eva Luna, Los Cuentos de Eva Luna...en fin...hasta que llegó Hija de la Fortuna y...no sé...como que se perdió el embrujo.

Los libros de Isabel Allende se leen muy fácilmente, casi sin darse uno cuenta, entretienen y gustan, el problema es que la calidad literaria, desde mi humilde punto de vista, ha decaído de manera brutal; hablando en plata: Maya's Notebook y La Casa de los Espíritus, no son comparables, simplemente no parecen escritos por la misma persona.

Lo leí mientras le daba el pecho a mi recién nacido así que fue más bien una lectura a saltos y a brincos, inconstante y desordenada, sin embargo y aunque no perdí el interés, sobre todo porque hablaba mucho de la Isla de Chiloé que es un lugar querido por muchos motivos, me pareció una historia totalmente inverosímil, con unos personajes y una trama traídos de los pelos.

En fin...ya quisiera yo escribir como Isabel Allende! de modo que voy a terminar diciendo sólo que los libros de esta autora que me han cautivado han sido los autobiagráficos y que a pesar de que este y La Isla Bajo el Mar hayan recibido una crítica tan severa por mi parte, Paula, La Casa de los Espíritus, De Amor y de Sombra, Mi País Inventado y La Suma de los Días, están entre mis libros favoritos de todos los tiempos...¿no podía Isabel Allende regalarnos con otro libro autobiográfico?...que ya hace tiempo...y los echo de menos....

martes, 10 de diciembre de 2013

Tres Perlas de Fernando Savater en Para Todos La 2

Hoy ha estado Fernando Savater en Para Todos la 2.  Han sido unos 10 minutos, como mucho.

Los presentadores no han estado a la altura ni han sabido aprovechar ese ratito pero aún así, entre otras muchas cosas, Savater nos ha regalado tres perlas:

1. "Estamos hechos de libros"  Totalmente de acuerdo...si de algo estoy hecha, es de libros; no somos lo que comemos, somos lo que leemos.

2. "La biblioteca es como la farmacia: en ella podemos encontrar remedios para todos los males"

3. "Cuando alguien me dice "Yo pienso", yo le digo "tú no piensas, tú repites", para pensar hay que atreverse a disentir" No podría estar más de acuerdo.  Mi padre dice: "si lo hace todo el mundo, con toda seguridad, están equivocados", lo dicho, el que piensa, disiente.

!Salve Fernando Savater!

Me he quedado con un gusto agridulce, sin embargo, como estafada, cuando los presentadores han cortado en seco el discurso del gran Fernando Savater para  escuchar al "feliciólogo" del programa (¿eso qué es?) un individuo entre ofensivo y simplón al que le han dado el mismo tiempo que a Savater y le han pedido que no se fuera cuando ha terminado su derroche de estupidez.

¿Tenemos la televisión que merecemos?