Un 8 es una buena calificación. La verdad es que el libro me gustó muchísimo, mantuvo mi atención de principio a fin, a pesar de lo enrevesada de la historia y a pesar de que aunque terminé de leerlo hace un par de semanas, me sorprendo preguntándome todavía a qué venían algunos acontecimientos y algunos personajes; en todo caso, como el libro es genial, prefiero pensar que soy yo la que no lo entendió en toda su complejidad.
Es el tercer libro de Murakami que leo, por coincidencia, los dos primeros los leí de vacaciones en Portugal; el primero, De lo que hablo cuando hablo de correr no me gustó mucho, aunque tengo que reconocer que, corriendo, casi siempre recuerdo algún pasaje; de todos modos, creo que la experiencia de correr es tan personal que no se puede escribir un manual ni un libro de instrucciones al respecto; aconsejar, a lo mejor, pero nada más; por otro lado, eso de que alguien que no sea fundamental para la historia de la humanidad escriba cualquier tipo de biografía me parece una idea bastante peregrina. Ea! ahí va mi revista de De lo que hablo cuando hablo de correr!
El del chico sin color, nos lo bebimos en el retiro anual de navidad en el Algarve el año pasado; nos encantó, lo leímos en unos tres días, sin pestañear. Al igual que Kafka on the Shore, mantiene la atención y es totalmente imprevisible; es un buen libro, aunque también le adría un ocho, y por motivos distintos que a éste.
Da Kafka on the Shore no me gustó la parte fantástica del final y encontré algunas partes demasiado enrevesadas, aunque a lo mejor es porque yo soy muy cándida, como diría mi amiga Inés, y me cuesta un poco encontrar curiosas o entretenidas las cosas y a las personas enrevesadas.
En todo caso, un 8 es una buena calificación y lo recomiendo, al igual que el del chico sin color, son buenísimos los dos.
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