Terminé de leer este libro ayer pasada la media noche y debo reconocer que se trata de otra obra maestra de Almudena Grandes.
Sólo un dato: la versión inglesa, que es la que he leído esta vez, tiene 720 páginas y no tiene ni una sola palabra de más…y eso que se trata de una traducción.
Nunca me he interesado por la historia de España, aunque siempre me ha parecido curioso lo dividida que está la sociedad y lo palpables que son esas dos Españas en el día a día. No siento vergüenza al decir que me hice cargo de los horrores de la guerra civil y de los crímenes del franquismo hace poco, viendo “La voz dormida” y poco después “El laberinto del fauno” y sinceramente no sé cómo puede seguir habiendo dos Españas, cómo los criminales se siguen enorgulleciendo de serlo y los demás tenemos que convivir con ellos. Digo que no siento vergüenza porque no se puede saber de todo y llegada la treintena hay que empezar a ser un poco selectivos.
Almudena Grandes habla de esas dos Españas y las traslada a una relación romántica entre un hombre bueno y una mujer que a pesar de hacer gala de altos principios y valores impolutos, resulta ser no tan buena y no tan santa, aunque esto lo deja Grandes a juicio del lector.
Me gusta escribir, por eso intento destripar todo lo que leo, encontrar el secreto de lo bueno y evitar los errores de lo malo. En este libro no hay nada malo, tal vez el momento final en el que la autora se enreda por dos páginas y media explicando la cara, las manos, la falda y el sofá de la madre del protagonista, pero no porque no sea una buena descripción sino porque quedan dos páginas para que termine el libro y la tensión del lector llega al límite de lo insufrible debido a que tal despliegue de sinónimos parece no terminar jamás. No obstante, lo sorprendente y lo que no he dejado de preguntarme a lo largo de toda la lectura es si la autora la escribió linealmente o si como cualquier ser humano limitado y normal, tuvo que volver muchas veces a leer lo que había escrito para enlazar tan delicada y perfectísimamente las historias vitales de tantísima gente. Sea como sea, no pierde detalle, cada pieza encaja a la perfección y el resultado es una historia impresionante que vale la pena leer.
El libro es perfecto, precioso, transmite una sensación de desasosiego desde la primera hasta la última página y está escrito con la exquisita perfección a la que nos tiene acostumbrados esta autora.
Un 9, porque no es el Principito ni 100 Años de Soledad…pero un nueve de cinco estrellas.
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