Se trata de un libro sobre historias cruzadas de gente común y corriente y de gente no tan común ni tan corriente; una vez que el lector –en este caso yo- descubre las relaciones entre las personas que conforman el universo de Cosmofobia, empieza a pasárselo mejor y a entender más o menos bien a qué venían ciertos pasajes de las páginas anteriores.
Se trata de un libro simple, llano en todo el sentido de la palabra; no se requieren conocimientos previos sobre nada para leerlo, las historias son fáciles de entender y asimilar y enganchan, sin duda, desde la primera página.
Para un lector no avisado, que lo que busque sea simplemente pasar el rato, puede pasar por un buen libro, sin embargo, para alguien con unas expectativas algo más elevadas, no llega siquiera a la categoría de un libro que merezca ser terminado. Yo lo terminé y bastante rápido, pero más que nada, porque no quería esbozar una crítica mordaz sin el suficiente conocimiento de causa.
No sé si por hacerse eco de los prejuicios dominantes en la sociedad española o porque la autora efectivamente piensa de ese modo, el resultado es un libro impregnado de prejuicios raciales y nacionales que llega incluso a resultar ofensivo. La autora encasilla a cada grupo inmigrante en un compartimento estanco del que no es posible escapar, dado que repite una y otra vez su parecer acerca de “los marroqíes” “las ecuatorianas” (siempre en femenino…no deja de ser interesante), “los colombianos”, “los argentinos”, “los negritos”, etc. Todos los cuales actúan de una determinada manera dependiendo de su lugar de nacimiento y sin importar su trayectoria vital ni su formación dado que obviamente, los inmigrantes son eso, inmigrantes atemporales sin historia, sin pasado y obviamente sin formación.
Cuando llevas leídas tres cuartas partes del libro, la autora empieza a perderse y a perder la conexión entre los personajes, aparecen nuevos personajes que nada tienen que ver con los originales y nuevas historias que nada tienen que ver con las anteriores. El libro termina con una truculenta historia donde como no podía ser de otra manera, una mafia de marroquíes hace de las suyas…si es que -según la autora- con los marroquíes ya se sabe…
Lo que es incomprensible es cómo una escritora, que se podría suponer que es una persona formada y estudiada pueda tener unas miras tan cortas como para creer que todos los marroquíes son delincuentes, todas las ecuatorianas son mujeres maltratadas y todas las españolas son elegantes (¡”·$%&/()
Pues bien, aunque mi pasaporte ponga que soy española, también soy ecuatoriana y para pasmo de Lucía Etxebarría tengo dos licenciaturas y voy a por la tercera, tengo un título de master, un DEA y voy a por el doctorado, soy bilingüe y hablo con bastante corrección y soltura otros dos idiomas, jamás uso vaqueros que no sean de mi talla, de hecho, visto bastante bien –no lo digo sólo yo- y mi novio además de no maltratarme, comparte las tareas domésticas y cocina bastante mejor que yo.
Un cuatro para Cosmofobia…que hoy me he levantado generosa…
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